Tema 5, creación literaria.
VERSO:
Faltó una profesora uno de mis días de prácticas. Los niños tenían una hora sin nada muy importante que hacer y aproveche para hacer un poema con ellos. Eran niños de primero de primaria. No les conocía. Les conté cual iba a ser la estructura (decidí hacer el típico de "mi mama...") y lo entendieron perfectamente.
La verdad es que elegí este tipo de poema porque me pareció lo más sencillo y les vi tan pequeños...
Salió esto:
Ellos quedaron muy contentos. Aun teníamos tiempo. Y haciendo el poema, un
niño me dijo algo de un acrónimo. Ya estaba más segura con ellos, y decidí
ponerme manos a la obra. La palabra la elegí yo; SENTIMIENTOS.
PROSA:
Esta parte
de la actividad la hice con mi clase de prácticas. Estaban emocionados. No
están acostumbrados a hacer cosas muy diferentes.
Primero,
selección del tema;
Cada uno escribió
en un papelito de que quería que fuera el cuento que íbamos a hacer. Leímos
todas las propuestas e hicimos votación.
Salió esta:
"Una mariposa quería ir a un hotel y tenía que ir por un sitio muy
peligroso y ella no lo sabía entonces fue muy contenta"
Como
podemos ver, aun no hacen oraciones correctamente, pero ya teníamos una
idea.
Ahora, queríamos
saber el nombre de la mariposa.
Saque a
cuatro niños a la pizarra y escribieron cuatro posibles nombres para la
mariposa. Estos eran:
ROSA, ROCIO, ALEJANDRA,
CARACOLITA.
Hicimos la votación,
yo decía el nombre de la mariposa y ellos levantaban la mano.
Alejandra: 0
Roció: 5
Caracolita:
1
No tiene
nada que ver, pero como en la clase anterior habíamos trabajado problemas de
sumas y restas, aproveche y hicimos un problema juntos.
En una clase
había 25 niños. Tenían que ponerle nombre a una mariposa y votaron entre todos.
Si Alejandra tiene 0 votos, Roció 5 y Caracolita, ¿cuántos votos tiene Rosa?
Datos
Operación Solución.
19 niños habían
votado a Rosa. Por lo tanto, nuestra mariposa se iba a llamar Rosa.
Ya teníamos
nombre. La clase se nos paso volando, pero después del recreo, volvíamos a
tener clase juntos.
Se
encontraron la clase con las mesas colocadas por grupos. Había 5 grupos. Les
enseñe una portada que hice, y un principio y un final. Ellos iban a escribir
la trama del cuento. Entre todos, hablamos de posibles aventuras, todos dieron
sus ideas, y a partir de una tormenta de ideas inmensa íbamos apuntando las
mejores y más adecuadas para nuestro cuento en la pizarra. Llegamos a tener el
cuento casi hecho. Teníamos ya todas las ideas. Dividimos entre 5 las ideas. Y
cada grupos, tenía que redactar su parte y dibujar. A través de mi ayuda y la
de mi tutora conseguimos que redactaran bien el cuento. Los niños están
felices de tener el cuento en su clase. Esta en un archivador, y todos quieren llevárselo
para enseñarlo en casa. Este fue el resultado:
Ya habiendo realizado las dos primeras partes de esta
entrada; verso y prosa, ahora toca la parte de DRAMÁTICA. Pensé en varias
posibilidades, inventarme un pequeño episodio teatral, adaptar una historia que
me contaban de pequeña… Pero he terminado pasando a dramática un cuento
precioso desde mi punto de vista, y que tiene mucho significado para mí. Se
titula así; “Quizás él sólo quería darle animo”.
Personajes:
- -
Narrador
- -
Martín. (Enfermo 1)
-
- Josecho. (Enfermo 2)
-
- Enfermera.
“Quizás él sólo quería darle animo”
Narrador: Dos hombres, gravemente enfermos, iban a ocupar la
misma habitación de un hospital. Nada más podían moverse una hora cada tarde
para drenar los fluidos de sus pulmones.
Martín: ¡Has tenido suerte, te ha tocado la cama de la
ventana! Encerrados en estas cuatro paredes se necesita ver el cielo tanto como
respirar.
Josecho: Si quiere, en la revisión de la tarde, cuando
vengan las enfermeras, pedimos que cambien las camas. No tengo problema.
Martín: ¡No me llame de usted hombre!, que vamos a ser
compañeros de habitación quien sabe hasta cuándo. Y lo del cambio de cama ni
hablar, le ha tocado a usted y lo justo es que usted disfrute las vistas.
Josecho: Insisto, si tan especial es para usted, digo… para
ti, las cambiamos.
Martín: Que no hombre que no, pero ni hablar. Lo justo es
que las disfrutes tú. La verdad, es que después de tantos hospitales y dolores
ya poco me importan las vistas y todo.
Narrador: Martin, llevaba mucho tiempo enfermo y ya estaba
cansado y triste.
Martín: Aunque…
Josecho: Dime, dime.
Martín: Igual si podrías hacerme un favor.
Josecho: Por supuesto, todo lo que esté en mi mano, dime.
Martín: Seria magnifico que por las tardes, en la hora de reclinación,
me contaras que ves tras la ventana. A pesar de estar perdiendo el interés por
casi todo, la naturaleza no deja de apasionarme.
Josecho: ¡No lo dudes, estaré encantado de compartir y
comentar las vistas! Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
Martín: Martín, me llamo Martin. ¿Y tú?
Josecho: Yo me llamo José, pero desde pequeño nadie me llama
así. Todo el mundo me conoce por Josecho.
Narrador: Después de las presentaciones vino la comida, mas
tarde algo de descanso hasta que llegara la enfermera a cambiarles la medicación
y avisarles de que comenzaba la hora de reclinación.
TOC-TOC-TOC
Enfermera: Buenas tardes señores, ya pueden comenzar a
moverse, recuerden que sobre todo las extremidades inferiores. Cualquier cosa
que necesiten, solo tienen que apretar el botón, ya lo saben.
Josecho: Gracias.
Narrador: Pasados unos minutos…
Josecho: Pues que sorpresa, no pensé que esto seria así. ¿Conocías
esta parte del hospital?
Martín: No, ¿por qué? ¿Qué tiene de especial? Sera como
todos, un poco de hierba y poco mas... ¿Cómo está el cielo? Gris, ¿no? Porque
no entra mucha luz…
Josecho: Si, gris, pero está precioso. Y no, no es como
todos. Estoy maravillado, esto es fantástico. Hay un lago precioso, y tiene
patos, aunque son tan bonitos que casi diría que son cisnes. Hay muchos niños jugando,
y parejas enamoradas que pasean de la mano. Alrededor del lago, hay miles de
flores, flores de todos los colores, y hay un árbol que… No sé, no sé que tiene
pero no puedo dejar de mirarlo, es alto y frondoso a más no poder.
Narrador: Josecho, desde la ventana, le describía a Martín
el paisaje con todo lujo de detalles. Cada tarde, Martín, podía cerrar sus ojos
e imaginar tan pintorescas escenas. Cada vez recuperaba un poco más de su ánimo,
y no se sabe si por esto o porque su recuperación avanzaba a pasos agigantados.
(Pasados unos meses)
Enfermera: Josecho, vengo a por usted. Le trasladamos a rehabilitación.
(Después de la despedida y unos días)
Enfermera: ¡Listo! Ya tiene puesta la medicación de la
tarde. Luego vendré a cambiársela.
Martín: Un minuto señorita, podría ser que me trasladarán a
la cama que está cerca de la ventana.
Enfermera: ¿Quiere estar donde estuvo su compañero de habitación
Josecho?
Martín: Si, justo. ¿Podría ser?
Enfermera: Claro, no hay problema, puedo cambiarle ahora
mismo si quiere.
Narrador: Y así lo hizo. Martin, ansioso por comprobar con
sus propios ojos la cantidad de maravillas que le había descrito Josecho,
esperaba a que llegara la tarde.
Enfermera: Buenas tardes señor, ya puede comenzar a moverse,
recuerde que sobre todo las extremidades inferiores. Cualquier cosa que
necesite, solo tiene que apretar el botón, ya lo sabe.
Martin: Uy, ¡¡señorita señorita!! ¡Enfermeraaa!
Enfermera: Si señor, dígame. ¿Pasa algo?
Martín: ¿Que ha pasado aquí?
Enfermera: ¿Aquí donde?
Martín: Aquí, en la ventana. ¿Qué hace esta pared de
ladrillos aquí? ¿Están de obras?
Enfermera: No señor, esta ventana siempre ha estado tapiada.
Martin: No puede ser, ¿está usted segura?
Enfermera: Completamente, pero… ¿Qué pasa? ¿A qué viene
tanta sorpresa?
Martín: Josecho, mi compañero, me contaba lo que veía cada
tarde tras esta ventana. No entiendo nada.
Narrador: Martin preguntó a la enfermera que pudo haber
obligado a su compañero de cuarto a describir tantas cosas maravillosas a través
de la ventana. La enfermera le contesto que ese hombre era ciego y que, por ningún
motivo, el podía ver esa pared.
Ella dijo:
-
“Quizás él sólo quería darle animo”.
Como he dicho antes, este cuento siempre me ha parecido precioso. Me ha
gustado mucho pasarlo a este género literario. Me gusta, no tanto como para una
pequeña representación teatral sino para leerlo. Creo que es genial para leerlo
en clase. Y comentarlo. Creo que nos enseña verdades muy profundas del comportamiento
humano, y que con él podemos hablar de temas muy interesantes con los niños.